jueves, 8 de septiembre de 2016

#RenunciaYa

¿2 años? ¡Ni un día más!

Que se vaya Peña Nieto, ¡y que se vayan todos!

Las instituciones han perdido credibilidad, cercanía y representatividad.
Los mexicanos se ven ya lejanos a la política, por decepción o porque “hay que chingarle para llevar el pan a la mesa”.
Un sector de la población extraña a Calderón, otros no entienden qué hay que extrañar.
Las luchas sociales se dan desde abajo… Entre los de abajo.
Enrique Peña Nieto ha enojado, ha hecho reír al país, pero también lo ha hecho unirse un tanto. Tal es el punto que muchos piden su renuncia, y otros más se cuestionan: “sí, pero y luego, ¿qué?”. Luego habría un precedente, la sociedad de cierta manera quedaría empoderada, pero he ahí un problema pues no es ahí donde debiera terminar esto. Justo el momento por el que pasamos nos obliga a repensar nuestra democracia, nuestra formar de incidencia y nuestra cercanía ante este tipo de problemas. El momento que pasamos es excepcional para que con una renuncia se mandara una alerta a la clase política y una señal para la sociedad, pero la señal para la sociedad es más peligrosa ya que no conviene recordar cuál es la fuerza detrás de una sociedad unida (al menos para los de arriba) El mensaje a la sociedad sería transgeneracional y haría justicia a los que ya no están, el mensaje sería claro, contundente y nos obligaría a repensar nuestra manera de relacionarnos, el mensaje es uno: dejar de lado nuestras diferencias y construir con base en nuestro comunes.


El error no está en creer que la renuncia de Peña Nieto es la solución, el error está en ver la renuncia de Peña Nieto como una derrota de él y no de lo que representa. El error está en no verlo en un triunfo hacia la democratización de los medios,  de los pueblos que reclaman el cuidado de sus tierras, de aquellos que bajo el olvido viven, de las otras las que representan la resistencia frente a los otros, los dominantes.
El error no está en creer que la renuncia de Peña Nieto es la solución, el error está en haber entregado nuestros sueños por temor.

lunes, 11 de abril de 2016

Me convirtieron en un suicida

Este texto no es un desahogue amoroso ni un texto depresivo que busca respuestas a cierto vacío existencial que pudiera sufrir ante un episodio que ha marcado mi vida.

Me resulta suficientemente difícil el ponerle nombre a este texto, y es que habían otros posibles títulos que enmarcarían perfectamente el sentido de esto: "Yo sólo quiero usar la bici", "Mamá y papá me quieren matar", "El gobierno, la sociedad y mis padres como homicidas", etc. Títulos dramáticos porque no hay manera más hermosa de vivir, escribir y leer; títulos dramáticos porque la situación es casi tan patética como mi dramatismo.

¿En qué momento nos volvimos tan auto dependientes? ¿En qué momento perdimos la razón y nos empezamos a quejar del clima y el tráfico desde la "tranquilidad" del auto? ¿En qué momento nos volvimos tan egoístas como para dejar de pensar en los y las que vienen? De un tiempo para acá estas preguntas han estado rondando por mi cabeza ante la nostalgia que da el recordar cuando la gente en Guadalajara podía burlarse del tráfico del DF sin estar atorades en López Mateos. Qué cosas, ¿no? Tampoco pretendo hablar de los problemas de movilidad de esta ciudad que no son menos sino parte del problema que en este artículo pretendo abordar: el aire.
Tengo el tabique desviado, múltiples alergias y en estos momentos rosado el contorno de la boca/nariz por tanto estarme limpiando los mocos. No, no estoy enfermo de gripa sino estoy siendo víctima de mi trastorno suicida, ese trastorno que se manifiesta en atentar contra mi vida día a día; no se trata de un diabético adicto al azúcar o de una persona con cirrosis que no deja el acohol, se trata de una persona enferma de las vías respiratorias que utiliza el carro. Pero, ¿por qué no dejar de utilizarlo? Vaya, el problema es aún mayor. Mis padres ven como un atentado suicida el que quiera comprarme una bicicleta y/o volverme usuario de MiBici, mientras en un acto homicida toman el carro para ir a la tienda de la esquina o al gimnasio, olvidando que emiten razones para matar poco a poco a su hijo y privarle de un medio ambiente digno a sus nietos y sobrinos.

Y tal vez mis alergias sólo sean causa de una mala alimentación o de mi tabique desviado, o qué sé yo. Lo que sí es un hecho es el cómo cocheficamos nuestras vidas a un grado tan ridículo que sólo caminamos para dirigirnos al auto y al sanitario; y podrían alegar algunes que "cada quien su vida", pero esos algunes no saben que están contaminando mi vida.
Las cifras de la OMS en 2013 le quitan el dramatismo a mi texto para acentuar la problemática, esto al dar a conocer que en ese año murieron tres mil personas en la ZMG debido a exposición crónica o aguda con aire contaminado.

Me niego a creer que estemos destinados a llegar a puntos tan ridículos como comprar aire embotellado; me entristece el pensar que en un futuro los niños no puedan salir a jugar; me aterra el pensar que la compresión del diafragma pase de significar la armonía del cuerpo, el oxigenar y llenar de paz cada recóndito espacio del ser, a ser un acto suicida, un acto temido entre un sociedad que fue olvidada y sentenciada por sus antecesores; me causa estupor como los religiosos defensores de la vida y creación de Dios, no elevan su voz para defender a la pachamama que también, que es madre y es creación.



Hasta aquí el resultado de sonarme la nariz y expulsar un poco más que mocos: mi odio, mi miedo.











martes, 15 de marzo de 2016

No más


“Nosotros decidimos nuestra forma de morir (…) luchando”.



Mi nombre es Damián Carmona Moreno, tengo 19 años y afortunadamente no he pasado por hambre en ningún momento de mi vida. Creo que en un país como el nuestro esto algo sumamente increíble y estoy agradecido con la vida y mis padres por esto.
El hambre y la falta de oportunidades es tal vez un gran factor frente a los hechos de violencia y crímenes que perpetuan en nuestro país. Frente al hambre hay opciones que la gente se crea: unos optan por unirse y cosechar sus propios alimentos, comerciar entre sus comunes; unos más se vuelven asistencialistas políticos; hay quienes optan por la delincuencia en sus diversas y perversas formas; y por último están quienes viven en el sistema y deciden morirse por él, trabajando y luchando para llevar el pan a su hogar.
Todas estas formas pueden ser quizás cuestionables, pero hay una en particular que a mí me causa eco: “La delincuencia”. Delinquir es bastante fácil para algunos, pero hay caminos o formas que requieren no valor sino cobardía; el narcotráfico es tal vez el ejemplo más claro de esto que les digo. El narcotráfico se ha ido expandiendo con gran velocidad en los últimos años haciendo ver los “esfuerzos” del gobierno como movimientos sosos y pueriles. A diez años de la guerra de Felipe Calderón retomada por Enrique Peña Nieto sólo ha dejado muertos, inseguridad, hambre y pérdida de libertad… Bueno, a esto ellos, los de arriba prefieren llamarle “daños colaterales” para así evitar cargar con la culpa de cada, es más fácil ver a las personas como cifras y no como seres.

El narcotráfico ha ido acabando con nuestros bosques con la tala clandestina, ha ido extorsionando el progreso de los mexicanos, ha ido secuestrando la esperanza de una nación que clama con las manos sangrando. El narcotráfico no es cultura, no es trabajo ni mucho menos es una forma de vida; el narcotráfico es tan solo una muestra de nuestra pérdida de humanidad y es que nos aplastamos unos a otros, nos olvidamos y perpetuamos un sistema que exprime, olvida y sepulta a aquellos que no conocemos pero dañamos con nuestra complicidad. Y frente a esta pérdida de humanidad hay quienes mueren para poder vivir; oprimidos por los gobiernos, por el abandono de la sociedad y bajo la balas que no callan su inmensa valentía.
Valentía que me contagian hoy para escribir en estas líneas algo que padezco y no le deseo a nadie: el narco ha secuestrado en vida a mi hermano.  Mi hermano como muchos otros ha sido víctima del narcotráfico, víctima de esa industria de los narcocorridos y de ese sistema que muestra las riquezas a la lejanía y avizora dos únicos caminos para llegar: nacer rico o volverse narcotraficante; y es que el narcotraficante no sólo llama la atención por la “adrenalina” que pudiera llevar su acción, sino también por el poder (inmunidad), el dinero y lo que representa: un sistema caduco de valores y esperanza.
Hoy a mi hermano lo ha secuestrado el narcotráfico; lo ha secuestrado y no presencialmente, pero sí en alma y pensamiento. Se han robado un alma más y hay unos cuántos que se mofan de eso, eluden en nuestras caras con su seguridad simulada y el miedo ejercido a través de un narco estado que hoy día ha coartado risas, secuestrado alegrías y reorientado muchas vidas. Hoy no estamos todos y no olvidaremos a los que faltan ni tampoco cederemos ante sus intentos de implantar el miedo como forma de vida, ya no más, es tiempo de mostrar de qué lado está la valentía; no hay balas para todos y nosotros no necesitamos de ellas, tenemos una sonrisa para extenderla, compartirla y hacer que reine la vida.


NO MÁS.

domingo, 6 de marzo de 2016

Mirando en colectivo

Esta entrada surge con la intención de seguir el diálogo con mi amigo Juan Yves, el cual inició con una entrada en su blog VER AQUÍ y terminó -en la misma entrada- haciendo el llamado a generar un nuevo partido que pudiera "articularse de manera viral, esperanzadora y siempre basada en el amor al prójimo y nunca más en la desconfianza ante el vecino."
Retomo esta idea ya que me parece lo suficientemente interesante y polémica -incluso pudiera ser un pensamiento decepcionante o absurdo para otros tantos- como para no retomarla.

Hoy en día las instituciones han perdido su credibilidad, los mexicanos pierden la esperanza y muchas personas se juegan su última carta con las "candidaturas independientes" -lo cual es peligrosamente interesante-. Pero, ¿de qué serviría la creación de un nuevo partido? De nada, tienen razón; las reglas actuales hacen que las intenciones no sean suficientes en el plano institucional y orillan a la verticalidad y hacen ver la voluntad como simple ingenuidad. Ante esta situación la idea de la creación de un partido suena burda y da la impresión de intentar tener un franquicia dentro del jugoso negocio que representa la política en nuestro país.

Ante este planteamiento pareciera doy la espalda a mi amigo Juan y extiendo la mano a la abolición de este sistema desde la vía no institucional. He de confesar que abrazo ambas propuestas, pero confío y prefiero hacer un último esfuerzo desde la vía institucional; sueño con una alegre rebeldía dada en el mandar obedeciendo y construida a raíz de los comunes. Yo como Castoriales, considero que la autonomía es la capacidad de poner en tela de juicio las propias leyes de la existencia. Es la ruptura de la heteronomía y por lo mismo hoy sueño con un partido líquido, una organización no institucional sino simbólica y horizontal en la que todos y todas podamos tener un espacio de encuentro para que nuestro comunes hagan frente a las diferencias que nos separan y tanto nos dañan. Hoy sueño con que podamos unir esfuerzos desde distintos frentes: Sociedad civil, catedráticos, periodistas, comunidades en resistencia, ciudadanos de a pie y tantos millones de mexicanos que estamos hartos. Sueño con un abrazo en miradas en el cual no falten los pasamontañas, las lágrimas y la esperanza, para dejar así la heteronomía y abrir pie a la autonomía.


Es clara la propuesta y mi ilusión: Crear un común punto de encuentro en el que quepan nuestras utopías y el cual sirva para ocupar aquello que nos fue arrebatado. Apostemos a lo colectivo.


Nunca más un país con extinta esperanza y abundante desconfianza. Nunca más al dejar de mirarnos.

martes, 12 de enero de 2016

Reflexiones de un viajero: Colorín colorado...


Nota: Si usted llegó hasta aquí -leyendo las anteriores entradas a esta crónica- le agradezco de todo corazón.



A Tabasco le llaman "El edén" y bien hacen en hacerlo, para muestra de ello el cómo cobija la pachamama lo caminos hacia él.

Mi familia y yo necesitábamos descansar de 7 hras de viaje en carretera y Villahermosa fue nuestro destino, un destino del cual no tengo nada que mencionar. Una total lástima.


Al día siguiente partimos con dirección a la ciudad de Orizaba, Veracruz. 
¿Sabían que es Veracruz la cuna del futbol? O al menos eso pelea Orizaba -cuyo extinto equipo fue el primer campeón en la historia del futbol-. Algo interesante es que el dueño del Club Pachuca es veracruzano y aparentemente el proyecto de "La Universidad el Futbol" fue propuesta antes al gobierno de Veracruz -que en su momento no le interesó- y después encontró cobijo en Hidalgo. 

Dejemos a estas dos ciudades -Pachuca y Orizaba- pelear por ver quién es "la cuna del futbol" y sigamos con la crónica:

Orizaba es -desde mi humilde punto de vista- lo más hermoso de Veracruz. Para muestra de ello el parque Javier Gabilondo Soler "Cri-Cri" que rinde homenaje al compositor oriundo de esta hermosa ciudad con estatuas de La Hormiga con su paraguas, La Patita, El Ratón vaquero, la abuelita, el negrito sandía y el grillo cantor; la hermosura de Orizaba se ve reflejada en el Palacio de Hierro traído de Bruselas y ensamblado con 823,222 tornillos, el Palacio Municipal -que es patrimonio nacional- en el que José Clemente Orozco plasmaría el mural "Revolución Social" y en la calidez de su gente al visitar tan bella ciudad. Para muestra de ello una pequeña selección fotográfica:


Vista desde el teleférico de Orizaba



Vista de la ciudad de Orizaba desde el Cerro del Borrego


Patio central del Palacio Municial de Orizaba




Mural "Revolución Social" de José Clemente Orozco






Palacio de Hierro



Patio central del Palacio Municipal de Orizaba

























Orizaba sería simplemente la antesala de un cierre fenomenal para el #PizzetoRoadTrip2015. Pues a continuación visitaría la tierra que algún día vio a mi hermano llorar ante la danza de los viejitos: Pátzcuaro.


Pátzcuaro tiene una mítica belleza en sus plazas, sus corundas y su atole de guayaba. Pátzcuaro respira en su centro la frescura y hermosura de sus pueblos, la historia que la recorre y la emoción por el futuro, pues el presente... el presente advierte.
Ahí estaba yo una vez más en un lugar que contaba la historia de los de abajo, de aquellos a los que un día decidimos no mirarlos, no escucharlos y no tenderles la mano. Ahí estaba yo viendo la rabia de un pueblo, el hartazgo hacia un gobierno que era cómplice de la catástrofe de sus familias, de sus negocios y de sus vidas. Ahí estaba yo tratando de encontrar en las miradas de las personas la rabia de aquel que busca y no encuentra. Ahí estaba yo, respirando a las extintas autodefensas.

Vista al lago del Zirahuén
Pátzcuaro nos abría paso para ir a un destino cuya hermosura fue capaz de inmortalizar a una princesa en sirena: Zirahuén. Zirahuén cuenta con una resistencia purépecha cuasi extinta según algunos, y basta ver cómo buscan borrar sus mensajes de las paredes, pero estos -los mensajes- resisten a la par de aquellos poetas de la resistencia que pelean con la gallardía meritoria la propiedad de las tierras.
Zirahuén es uno de los recuerdos que mis padres guardan con gran recelo, como se guarda aquello que uno cree que le pertenece y por el que una y otra vez amanece. Zirahuén fue visita obligada por el capricho de mi madre y la complicidad de mi padre. 

"Mágico", así podría describir yo al lago del Zirahuén que guarda la leyenda de la princesa y un gran misterio en torno a la profundidad de este. Mágico resulta el ver que niños te cuenten con tal ahínco la leyenda que sus padres les contaron, o sus abuelos, o tal vez es la única forma de ahí ganar dinero. 

Zirahuén sería -para mi sorpresa- el destino previo al lugar que yo tanto anhelaba ver, visitar, respirar: Cherán.




Para llegar a Cherán pasé antes por San Francisco Pichátaro y Nahuatzen. Mis padres se encontraban algo nerviosos, lo veía en sus miradas y se respiraba en el tenso silencio que hubo durante todo el trayecto. A continuación hablaré un poco de ambos poblados:

San Fracisco Pichátaro

  1. San Francisco no tiene muy buena vialidades que digamos y eso hace que uno no llegue a ver bien el pueblo, lo cual resulta triste pues habían destello de hermosura en él.
    San Francisco también cuenta con resistencia y para muestra de ello en el pasado proceso electoral no permitieron la instalación de casillas, ¿la razón? falta de solución ante la tala clandestina de su bosque -ojo, no olvidemos esta razón-. También el año pasado se manifestaron en la cabecera municipal de Timgambato -a la que pertenecen- por la falta de recursos para Pichátaro. 
  2. Nahuatzen es un caso interesante y que seguramente muchos no habían escuchado de él. En octubre del año pasado los habitantes expulsaron a su presidente municipal acusándolo de complicidad con el crimen organizado -algunos lo comparan con el ex edil de Iguala, José Luis Abarca-, Pero a pesar de los problemas y la falta de autoridad en la entidad no hay nada alarmante por el paso de esta. Al ingresar hay policías de la fuerza rural dándole la bienvenida a uno y también gente sin uniforme que vigilan y sonriente dan el paso. Los caminos son de dos carriles y doble sentido, sin embargo, hay parte donde se corta un carril, ¿la razón? posiblemente un mecanismo de defensa de esta comunidad para poder cerrar paso a quienes presente un peligro para la comunidad.



Pasado esto pudimos ver la entrada a un poblado que se anunciaba con una lona y dos sujetos pertenecientes a la ronda comunitario. Estábamos en Cherán.

Entrada a Cherán
Cherán es la historia de un pueblo que resistió y lucho por una causa en común: Su bosque. La tala clandestina -les dije que no olvidaran esta razón- y el abatimiento de varios habitantes ante la defensa del bosque fueron las razones para que un 20 de abril Cherán sacara a su gobierno para regirse por un Concejo Mayor -autogobernarse, pues-.
Cherán ha mostrado fortaleza en finanzas y una presumible seguridad ante un Estado que ha sido fuertemente golpeado por la inseguridad. Cherán replantea -como el EZLN- las formas de hacer gobierno, pero no sólo eso, lleva a los ojos mediáticos a los indígenas -o nativos, como algunos prefieren llamarles- mostrando la dignidad, la fuerza y la unidad que los caracteriza. Este tipo de movimientos que nos llevan a replantear nuestras formas de vivir, de luchar y de crear unidad son comúnmente creados -al menos en nuestro país- por indígenas, lo cual nos lleva a una gran pregunta: ¿qué sería de nosotros o qué seríamos si aprendiéramos a mirarnos unos a otros?


Pasamos el filtro de entrada en el que le preguntan a uno de dónde viene y a dónde va.

-¿Qué chingados le importa? -podría uno pensar-
-¿Dónde chingados estuviste cuando te necesité? -podría el responder en forma de pregunta-

Uno pasa por las calles y ve en algunas paredes el anuncio de que ahí es una fogata activa. Las fogatas eran el punto de reunión para vigilar a la luz y calor del fuego lo que pasaba en su pueblo; la fogata se convertía en la cocina de la calle y en el encuentro de jóvenes y grandes. Las fogatas terminaron dando calidez a unos y otros al poder mirarse, reconocerse y unirse.
Mural en Cherán

Pero no sólo hay fogatas anunciadas, también el recuerdo de su lucha en murales y mensajes que apuestan por el recuerdo para permanecer unidos y combativos.

La gente transcurre su vida normal. Caminan, respiran, van al tianguis, a la escuela, se enamoran, comen... Todo es normal en Cherán, sólo que ahora lo suelen hacer con mayor seguridad.






Ante el ejemplo de Cherán y el hartazgo de los pueblos, Michoacán se percibe como un punto factible para un levantaminto armado. Las autodefensas fueron un indicio de ello, pero Cherán es tal vez el caso más sólido de lo que pasa cuando el pueblo se levanta.
Habrá que mirar con atención -e informarse por medio alternativos- a Michoacán y sus comunidades. Habrá que tenderles la mano a quienes por un tiempo dejamos de lado.
Foto por: Proyecto Ambulante





Foto por: Radio Fogata


Saliendo de Cherán




Adiós: 

Es para mi todo un placer el haber compartido con ustedes la crónica de mi viaje, pero sobre todo el haberlo vivido con la familia que me tocó. Doy gracias a la vida por permitirme el verme en otros durante mi viaje y a la pachamama por siempre sonreírnos.

Agradezco a mis inspiraciones en la pluma y en el viaje: a los ancianos de Guanajuato por enseñarme a observar; a Moreno Valle por demostrar lo mal que hace el ego; a Veracruz porque a raíz de un decepción puede ver la necesidad que había a mi alrededor; a Javier por darme un nuevo motivo para seguir en lucha; a las comunidades en resistencia por enseñarme -y al mundo- que hay que mirarnos unos a otros. 

Para terminar me gustaría invitarles a buscar un Javier, mirarse unos a otras para verse en otres y mirar sus luchas o sus motivos. Les invito a siempre verse utópicos, utópicas e idealistas porque detrás de las montañas -o de esta hoja- hay alguien que les necesita. Les invito a organizarse, a resistir e incidir no por ustedes sino por les que fueron y les que serán. 




FIN.


Cualquier duda, comentario o sugerencia al siguiente correo: damian.carmona04@gmail.com

@DimePizzeto





jueves, 7 de enero de 2016

Reflexiones de un viajero: Hoy me llamo Javier

Nota: La siguiente entrada no se recomienda para personas insensibles, apáticas y clasistas. La lectura de la misma es bajo su propio riesgo y los efectos secundarios son muy su pedo.



"Ustedes miran arriba, nosotros abajo".



Hay amores que asfixian casi hasta matar, que le roban a uno el alma, el tiempo, los versos, los calcetines(?). Sí, hablo de mi perro y lo mucho que lo extrañaba en mi viaje. El amor que le tengo se resumen en que soy alérgico a los perros - se me cierra la garganta, me salen ronchas, me lloran los ojos, estornudo, pierdo las ganas de vivir y el Atlas sigue sin ser campeón- pero lo amo como a nada.
En fin, tenía que continuar, ya faltaba menos para volver a ver a mi pequeño.

Llegábamos a la tierra de la desigualdad social, la rebeldía y la dulce tontería: Chiapas. El estado con un Índice de Desarrollo Humano igual al de Nicaragua y Siria, según la UNICEF, entre los primeros lugares en embarazo adolescente, entre lo más infame en política nacional - ¿Verdad, Velasco?-, pero con una rebeldía en comunidades que se aferran a la vida con tal ahínco que inspiran y contagian. Llegábamos a Chiapas y lo sabíamos por los verdes montes, los pinitos que se veía habían sido sembrados recientemente, y por la señalización en la caseta de cobro. Me pareció estúpido el sacar el celular para tomarle foto a ello, era una estupidez el dejar de vivir el momento por simular capturarlo en un dispositivo que no guarda emociones, que no siente y que no se inspira como uno al ver a la pachamama sonreír, vivir y gritar su grandeza a través de tan imperante naturaleza.
De pronto todo empezaba a desaparecer, era señal de que nos acercábamos a la "civilización" -qué ironía- Íbamos llegando a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, reconocido por... Bueno, estoy seguro que ustedes saben porque -francamente yo no-. 

Vialidades aparentemente buenas -para carro, obviamente- y todo pintado de Verde. Así, con mayúscula porque ya sabemos de cuál hablamos... Sí, el mismo que goza de la impunidad pura del sistema de justicia mexicano, de la ironía de auto nombrarse ecologista y la burla de ser la otra casa del PRI. 

Más adelante fui conociendo a detalle a Tuxtla -por experiencia y por la misma voz de ciudadanos-. La gente se pasa los altos, los sentidos de las calles pasan a ser simbólicos y sobre el Estado de Derecho la sociedad lo resume en "es Tuxtla".
Mi opinión sobre la ciudad la haré en una analogía: Tuxtla es como la chava que está fea y lo sabe, pero se maquilla bien chingón.


Me hospedé en las afueras de Tuxtla y eso hizo que me quedara aún más cerca un pueblo maravilloso: Chiapa de Corzo. Todo lo que comí en este pueblo fue maravilloso: enchiladas chiapanecas -que después la gente de Tuxtla nos dijo que no existían, eran un invento-, manjar, gaznate y otro dulce cuyo nombre no recuerdo, pero les dejo la foto:
Merengue con canela y pan envinado al fondo

Chiapa de Corzo es uno de los 62 pueblos mágicos que hay en la República Mexicana y 3 en Chiapas -a este se añaden San Cristobal de Las Casas y Comitán de Domínguez-. Chiapa alberga a los parachicos -que son patrimonio inmaterial de la humanidad-, alberga la historia y el orgullo de ser la primer ciudada fundada en el siglo XVI por los españoles.
Chiapa de Corzo
Al centro de este hermoso pueblito lo rodean artesanías, color y sabor. Pero sobre todo la calidez de su gente que nunca deja de sonreír y busca cómo salir adelante, como Vicky, la pequeña que nos atendió en una cafetería con una enorme sonrisa y un trato excepcional. 



El 25 de diciembre decidimos ir a un destino cuasi obligado en Chiapas: San Cristobal de Las Casas. Ciudad Colonial, Pueblo Mágico y cuna del EZLN.

El primero de enero de 1994 los Zapatistas toman San Cristobal de Las Casas. Yo tomaba sus calles el 25 de diciembre del 2015 y lo tomo hoy siete de enero del 2016 en estos versos.

Mi encomienda principal en este lugar era clara: Investigar, tocar, comprar y sentir el zapatismo o una parte de ello. Cosa que realmente no fue fácil pues mis preguntas solían incomodar a los coletos -este es el gentilicio usado para San Cristobal de Las Casas- quienes aparentemente han pasado de despreciar a temerle a los indígenas. Qué cosas, ¿no?



-  En la calle Allende unas 4 cuadras para abajo hay un caracol- me dijo una señora-

Mural en San Cristobal de Las Casas
Me dirigí al caracol en la espera de encontrarlo abierto, pero no, no fue así. Sin embargo, encontré cosas interesantes al realizar este trayecto, tales como un mural zapatista y una iglesia en lo alto -la cual no subí, por flojo, no hay más-.

Regresé un tanto decepcionado al andador Guadalupano para buscar por última vez algo que pudiera dejarme satisfecho, que saciara mi espíritu, que me hiciera pensar que todo el trayecto había valido la pena...








Recorría cabizbajo las calles, pensando, un tanto decepcionado. Pero algo me hizo volver, me hizo recordar que los tesoros no tangibles son los más grandes que puedan haber, son los únicos que nada ni nadie te pueden quitar. 
Catedral de San Cristobal de Las Casas
Levanté la vista, vi a la gente, a los tzotziles, a los coletos, a los turistas, a mí mismo; levanté la vista y vinieron a mi mente tantas imágenes de ese lugar. Veía como los zapatistas tomaban las calles con una caminata en la cual el silencio era estruendoso, era un silencio que gritaba, que demandaba, que reclamaba, que dignificaba. Veía sus ojos pues el pasamontañas no dejaba ver más, y tal vez no necesitaba ver más, tal vez en su mirada estaban las respuestas que quería encontrar, tal vez en sus miradas podría encontrarme y encontrar aquello que venía a buscar. No necesitaba ver sus bocas para escucharlos ni mucho que las abrieran, sabía que estaban ahí, sabía por qué estaban ahí y por qué me veían así; tampoco sabía sus nombres, pero no necesitaba saberlos para conocerlos ni necesitaba conocerlos para comprenderlos, sólo debía verlos, sólo debía escucharlos, sólo debía encontrarnos.
Volví de mi sueño para caminar sin dejar de pensar, de sentir y de vivir. Algo me decía que algo bueno estaba por venir.


"Ustedes miran los vidrios rotos, nosotros la rabia que los rompe".


Encontré al fin una cooperativa zapatista. Botas, pasamontañas, café, cuadernos, encendedores, separadores, banderas, comunicados y una gran vibra era lo que había en este lugar. Quien atendía me contó que era nuevo, su amigo tomaba las fotos a los zapatistas y el solía mirarlas con gran admiración. Con gran admiración veía yo trabajos hechos por zapatistas y sentía que el comprar era un acto subversivo -tranquilos marxistas ortodoxos, no me coman- era un acto solidario.
Fuera de la tienda me esperaban mis padres en una banca, sentados porque a mi padre lo acechaba una inminente faringitis y estaba un tanto exhausto. Bueno, creo que yo también lo estaría después de manejar al rededor de 2000 kilómetros. Decidí sentarme en la banqueta y mirar un poco, al igual que recordar y tratar de contar cuántas tzotziles había visto y lo bueno que eran vendiendo -una no me dejó de seguir hasta que le compré algo- o cómo los circunstancias las habían orillado a eso. 

Cuando estábamos a punto de irnos llegó un niño que a simple vista no llegaba a los 14 años de edad -no , en realidad no llegaba a ellos- con un banco, una playera algo desgastada, cansancio en su andar y hambre en su mirada. 

- Jefa, ¿le doy brillo a sus botas?-Dijo el niño dirigiéndose a mi madre que en primera instancia se negó, pero finalmente cedió- 

El niño se acomodaba para empezar a trabajar,  mientras algo me hacía sentir intranquilo. Al principio  mis padres empezaron a sacarle plática y así supimos su nombre: Javier. Javier no sólo sabía bolear zapatos sino también bromear gente:

- Javier, ¿vives por aquí?-Dijo mi madre-
- No.-Respondió Javier mientras trataba de recordar el procedimiento para bolear-
- ¿Entonces?-Interrumpió mi padre-
- Soy de Acala.
- Oh... ¿Y Acala está bonito?-Mi madre trataba de seguir la conversación-
- ¿No conocen Acala?-Preguntó Javier con sonrisa pícara, como aquel que muere por decir algo-
- No. -Respondimos todos-
- Pues Acala...vuelta.-Reía y mostraba sus dientes Javier, soltando una sonrisa efímera-

Javier tiene 12 años, vive con su abuela en un poblado cercano a San Cristobal -30 minutos- en el que estudia matemáticas con gran ahínco y juega futbol con la pasión que le tiene a sus Jaguares de Chiapas. Javier está de vacaciones, pero no se levanta tarde ni ve tele todo el día, él va todos los días de 07:00 - 18:00 a trabajar boleando zapatos por las calles de San Cristobal; Javier lleva en su voz la desesperanza de aquel que a los 3 años perdió a sus padres y que próximamente perderá la esperanza de trascender o buscar sus sueños.
A Javier no lo menciona Enrique Peña Nieto en sus discursos; por Javier no marchó el colectivo "Jalisco es uno por los niños" porque él tiene hambre, no pretende adoptarlo ninguna familia homoparental; Javier sólo tiene un par de zapatos; la reforma educativa se olvidó de asegurarle educación a Javier; a Javier lo olvidamos, le fallamos todos y todas.


"Ustedes miran números, nosotros personas".


TierrAdentro
Llegaba la hora de comer y nosotros caminábamos pensando en qué podríamos comer. Alguien me había sugerido ir a TierrAdentro, un restaurante que era una cooperativa Zapatista. 
Al llegar uno se encuentro con otro mundo. Buena música, estupenda decoración -para nosotros los chairos, pues- gran ambiente y una carta inmensa con precios accesibles. Nos sentamos a decidir que pediría cada uno, mientras éramos encantados por tan hermosas melodías y tan buen trato por parte del personal. Había gente en el lugar y llegaba más a degustar la hermosa mantequilla verde, las pizzas, los paninis y demás platillos que armonizaba el paladar a la par del ser.

Creo que queda claro que les recomiendo ir a este lugar en cuanto puedan. 

San Cristobal sin duda alguna es un lugar mágico, bello, que uno puede ir mil veces y siempre queda ese deseo...


"Ustedes hablan, nosotros escuchamos".


Regresaríamos a San Cristobal el 27, pero sólo para lavar ropa y seguir nuestro recorrido. Mi padre decidió ir hacia Palenque pasando antes por Ocosingo -territorio zapatistas- lo cual no fue una buena idea... ¿O si?
Por esta vía no hay autopista y el camino es algo desgastante. Tope tras tope, curva tras curva, bache tras bache. En conclusión el trayecto no es nada agradable si uno no ve más allá de sus ojos -como en la vida-, pero, ¿qué puede ver uno? 
Ocosingo
Simple y sencillamente se ve lo que el subcomandante Moisés dijo en su comunicado del primero de enero del 2016: "En nuestras comunidades tal vez no hay casa de cemento, ni televisiones digitales ni camiones último modelo, pero nuestra gente sabe trabajar la tierra. Lo que se pone en su mesa, la ropa que las viste, la medicina que las alivia, el saber que se aprende, la vida que transcurre es SUYA, producto de su trabajo y de su saber. No es regalo de nadie." Y así se veía a las mujeres con las ovejas que cuya lana posiblemente serviría para la prenda de sus hijos, o la del esposo, o tal vez la cambiaría con la vecina; ahí se veía el campo vivo, tratado, amado. Y ahí se veía el agradecimiento a la pachamama por todo y por tanto dado.

Después de todo nos volvemos a topar con que no hay coincidencias, simplemente todo se acomodaba para ser narrado, para ser reflexionado y compartido. 


Tras seis horas de viaje nos topamos con un decepcionante Palenque, Chiapas. así que decidimos continuar el camino hacia un destino cercano  pues ciertamente ya estábamos cansados. Era hora de ir al edén...



"Ustedes y nosotros no somos lo mismo".



Nota:
Mis mañanas no han sido las mismas desde aquel encuentro con Javier, me ha hecho ver diferente el hecho de dormir sin tener que pensar en que mañana debo despertarme para trabajar; me ha darme cuenta de la dicha que es el tener vivos a mis padres. En donde quiera que esté, sé que podrá sentir mis palabras, mis lágrimas y mi buena vibra. A Javier le agradezco por demostrarme que mi lucha -y la de tantos y tantas- vale la pena en medida en que no nos olvidemos, no nos soltemos, y que de nuestros errores podamos aprender. 
Perdón Javier, te hemos fallado, pero no descansaré hasta remediarlo.


Para ver más fotografías del viaje pueden hacerlo en mi cuenta de Instagram: Pizzeto11. Y para cualquier duda, comentario o sugerencia en mi correo: damian.carmona04@gmail.com



Continuará…

martes, 5 de enero de 2016

Reflexiones de un viajero: Yo sólo quería bailar danzón

Favor de leer con esta bella canción:











Pero mi padre decidió que partiríamos a un destino cuyas marimbas son capaces de seducir a cualquiera. "Este torito que traigo..."
Veracruz... ¿Qué ha escuchado usted recientemente sobre este estado?


Entramos por la ciudad de Xalapa para quedarnos maravillados de tan frondosos árboles, tan educada población en cuestión de vialidad y tan presente la demanda social hacia los tres niveles de gobierno en mantas colocadas en domicilios o alumbrado público. Efímero fue mi paso en esta ciudad, pues nos esperaba el cuatro veces Heroico Puerto de Veracruz.
Faro "Venustiano Carranza"
Yo ya había visitado en más de una ocasión Veracruz -en mi mente-. Había bailado danzón en el puerto con una señora de avanzada edad que guiaba mis pasos suavemente mientras la marimba sonaba en una mesas de los restaurantes de la zona, las aves pasaban y escuchaba algún zapateado dos cuadras atrás.
A Veracruz la había perdido en el concurso "La Juventud y la Mar" en el cual había escrito y descrito mi anhelo en prosa, con tal ahinco que me esperaba triunfador en tierras jarochas.
A Veracruz la anhelaba desde hace tiempo, la anhelaba como aquel que ve el tiempo perdido, el ser difunto y la rosa marchita. Marchita, esa palabra...

El puerto me recibía con gran calor y no sé si al calor culpar de mi decepción. Marchita, así quedaba mi Veracruz querida. Marchitos quedaron mis recuerdos, mis anhelos, mis versos.
A Veracruz lo salva su gente, su comida, su "Torito". A Veracruz lo habían dejado a su suerte, decadente, con su centro histórico en una agonía prominente, anhelando no fuese permanente.

Portal de H. Ayuntamiento de Córdoba
El puerto lucía olvidado, en ocasiones atiborrado de turismo y diversos sonidos, pero el danzón esa noche se hizo ausente.


- ¡Jefe, le vengo ofreciendo los relojes 100% piratas!- Nos decía un señor en el zócalo mientras tratábamos de platicar.

- ¿Le ofrezco la botana, mami?- Nos ofrecían por allá.


Mis padres, molestos por no poder charlar sin que alguien llegara a ofrecerles lo mismo que le ofrecieron hace dos sujetos o minutos. Yo me limitaba a sonreír y decir "no" mientras algo me iba haciendo eco en mi interior. No sabía si era el Torito que me estaba tomando - quienes me conozcan sabrán mi flaqueza ante el alcohol- o mis ganas de llorar porque nadie estaba bailando danzón.



Comimos en Córdoba, tratando de quitarnos el mal sabor de boca que nos había dejado Veracruz y anhelando un Coatzacoalcos en su máximo esplendor. De pronto, me paré a pensar: ¿por qué tanto reclamo popular? Vi las noticias y los pensionados había sido golpeados por policías estatales; vi una detención en plena carretera; vi gente de la marina en una plaza, soldados patrullando las calles; vi las carreteras y noté que estaban en pésimo estado; recordé el malecón y vi necesidad en el hecho de que no pudiese uno estar sentado un minuto sin que le ofrecieran alguna mercancía.


Caseta de cobro a la que llegábamos, una ola de vendedores se acercaban a los carros. 20 creo haber visto, o tal vez más. En la carretera no pasaban 200 mts sin que uno viera un puesto de "Toritos", café o jugo de piña. La pregunta obligada era: ¿Cuánto tiempo llevan esas personas ahí?- y de ahí me llevaba a otra pregunta- ¿Ya habrán comido?


Por la noche llegamos a Coatzacoalcos del cual no pude ver mucho, así es que no diré nada... Les dejaré algunas fotos que me sorprendieron de Coatzacoalcos a mi partida por la mañana:



Murales en departamentos sobre el malecón



























Vista desde el malecón de Coatzacoalcos




No dejaban de pasar por mi cabeza esas preguntas, esas personas y esas luchas que aparentemente se ven ahora en una Guerrilla en Veracruz - aunque el gobierno lo desmiente-. Y no dejará de pasar por mi mente tampoco esa triste decepción de no poder bailar danzón, de sólo ver la danza del vendedor.


"Alerta independiente" en Xalapa

Anuncio en vehículo de la marina en Boca del Río



"Torito" bebida típica


Pero había llegado la hora de irnos a lo que sería el destino final, ya era hora de llegar a la tierra "Verde", a la tierra de la Rebeldía, a la de la dignidad indígena...






Para ver más fotografías del viaje pueden hacerlo en mi cuenta de Instagram: Pizzeto11. Y para cualquier duda, comentario o sugerencia en mi correo: damian.carmona04@gmail.com



Continuará…

domingo, 3 de enero de 2016

Reflexiones de un viajero: Primeros dos destinos

Nota: Lamentablemente no podré contarles del trayecto a mi primer destino porque me encontraba leyendo un libro buenísimo sobre el movimiento estudiantil del 2011 en Chile.

No vale nada la vida…

El estado que en 1926 viera nacer a José Alfredo Jiménez y que en el 95 le tocara bailar con la más fea (Vicente Fox), sería mi primer destino. Guanajuato… ¿Qué no hemos escuchado de este estado? La cajeta de Celaya, la industria de León, la historia que ronda por calles y callejones de Guanajuato, las fresas de Irapuato. Claro que por esto y mucho más Guanajuato se ha vuelto un sitio turístico obligado.
Guanajuato, Guanajuato fue mi destino en este hermoso estado – en realidad iba ser León, pero a mi padre “le movieron la carretera”-. ¡Qué bella es Guanajuato! Recuerdo de chico haber ido un par de veces a esta ciudad y todo había salido muy bien – bueno, a excepción de mi hermano que lloró al ver a las momias- yo recordaba a la figura del Quijote sobre explotada en sus tiendas y siempre me preguntaba: “¿Quién habrá sido ese señor?”. Años más tarde conocí al Valeroso Hidalgo y a su fiel escudero, eran los protagonistas del libro más hermoso que he leído; hoy me encontraba deseoso por encontrar a ese flacucho caballero o algo que tuviese relación con el libro para saciar mi hambre de consumismo, pero… No estaba ya. El Quijote había sido cambiado por la catrina – al parecer la mujer sigue ganando terreno- y mi hambre de consumismo se convertía en una jaqueca pos depresiva.

Después de tan dolosa decepción decidí empezar a mirar y admirar lo hermosa que resulta esta ciudad. Mis padres me pedían que les tomara fotos cada cinco pasos y mi hermano refunfuñaba porque me imagino le daba pena – mi hermano tiene 14 años, la edad en la que los hijos se avergüenzan de sus padres comúnmente- o talvez sólo quería llegar al hotel. Yo cumplía a regañadientes con tomarles las fotos y aprovechaba para tomar una que otra a la bella ciudad de Guanajuato.

“Mágica” … Tal vez así podría describir a Guanajuato, y es que en un momento decidí bajar la vista, empezar a ver a la gente y me di cuenta que no sólo había turistas y vendedores. También habían ancianos; bella y mágica ciudad de Guanajuato que haces ver la necesidad invisible, que haces pasar desapercibidos a los y las ancianos que se encuentran sentados en el suelo – quién sabe cuánto lleven y cuánto durarán ahí- con la mano extendida, arrugada, seca y sin voz. Y me pregunto, ¿de qué sirve tu magia si no lleva alegría? ¿de qué sirve tu magia si no sacia el hambre?






Un día una noche fue lo que duramos en Guanajuato para después emprender camino hacia la Heroica Puebla de Zaragoza. La visita a este lugar me causaba singular alegría pues después de años podría conocer a dos grandes amigos que conocí a través de Twitter: Chilox y Cyara.

¿Qué ha escuchado usted recientemente de Puebla? – conteste esta pregunta antes de continuar-


Lo primero que puede ver uno al entrar es una estructura inconclusa cuyo final no se alcanza a percibir, pero cifras oficiales presumen una longitud de 13.3 km y una inversión de 10mmdp por parte de la SCT. La estructura cobija a la ciudad con el ego de quien busca ser presidenciable. La estructura incentiva al automóvil como toda la infraestructura en esta ciudad. ¿Cuánto segundos pisos se necesitan para pensar en el peatón?

Antes de continuar: Sí, sí comí mole. Me comí unas enchiladas de 3 moles riquísimas.


Palacio municipal de la Heroica Puebla de Zaragoza
De Puebla aprendí que los taxistas en Jalisco son lo mejor, incluso me dieron ganas de volverme anti-Uber. Y es que los taxis son caros, feos y los taxistas manejan peor que chófer de ruta “certificada” en Jalisco en hora pico.
-       Son 90 pesos, jefe. - dijo el taxista con tono chilango
Así llegaba a un caótico centro que era víctima de compras de pánico para Navidad un 20 de diciembre. El zócalo estaba peor de lleno, pero lucía hermoso, al igual que el palacio municipal y el coro que cantaba a un lado de este.


Catedral de la Heroica Puebla de Zaragoza

























Palacio municipal de la Heroica Puebla de Zaragoza
































Mis padres insistían ir al Africam Safari porque pues el hotel nos aburría y se les hizo buena idea quedarnos dos días en Puebla. De dicha visita sólo rescato el poder darme cuenta de la gran desigualdad de que hay en Puebla – al igual que a lo largo y ancho de la república-. Viviendas de interés de un lado y estructuras empresariales del otro…
Puebla me dejó con un mal sabor de boca, como cuando pido mi torta ahogada sin frijoles y le ponen frijoles.
Mi segunda noche en Puebla la pasé pensando que por la mañana partiríamos hacia Oaxaca, pero...



Para ver más fotografías del viaje pueden hacerlo en mi cuenta de Instagram: Pizzeto11. Y para cualquier duda, comentario o sugerencia en mi correo: damian.carmona04@gmail.com


Continuará…